lunes, 12 de marzo de 2012

libertad sin ser

La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada—KIERKEGARD.

Deseamos hacer miles de cosas pero solo hacemos una, en nuestra realidad las personas hacen lo que pueden y no lo que desean, pues nuestro contexto nos constriñe a un abanico de posibilidades acordes a nuestro contexto socio-histórico, los medios de producción confabulan un modo de vida el cual adoptamos haciendo uso de esa libertad que pereciera ser una ilusión al menos para la mayoría de la gente.
Cada uno responde con una actitud diferente a una situación, la vida, y la parte del mundo en “que nos tocó vivir” nos moldea, no somos nada fuera de él y lo que somos solo lo somos solo en él, no poseemos ideas propias, no al menos 100% nuestras, cada idea representa algo que conocimos en el mundo, el explicar el mundo no supone cambiarlo, millones de ideas han pasado en la pasarela del intelecto, y que más da!, el mundo sigue ahí, tan itinerante como ayer, y cada humano vive y actúa en él, se desarrolla en él, pero en solo una parte del mundo y lo que pensamos hacemos y sentimos, y por ende nuestra intención o actitud hacia algo encuentra su origen en nuestro devenir y en nuestra conciencia, cuyo desarrollo se amparan en nuestra realidad, nuestras decisiones son tomadas en base factores internos y de la situación, ¿estudiamos porque podemos o porque queremos o debemos,?
Estamos en libertad sin  realmente ser libres, la libertad representa un estado de las cosas que son, y no de las cosas que solo existen, sin embargo, representa algo totalmente dependiente de nosotros mismos, al sabernos libres y estar conscientes de ello surge el dilema de qué hacer con esa libertad, pero todo lo que hacemos puede ser predicho y  corresponde “a algo que debemos hacer”,
 La libertad no es inherente del ser humano, representa algo que debemos conseguir no es nuestra, es de lo que somos cuando realmente seamos seremos libres, vivimos en el lugar donde es preciso hacerle trucos al deseo para poder acceder al goce, el asunto estriba de escapar de la enajenación del apócrifo ser que somos.

Sin las preguntas correctas, como buscar las respuestas verdaderas                        sin un deseo libre, como decir que sabemos vivir con dignidad                              Vivimos sin medida de lo que importa, sin obtener lo que uno quiera                            buscando soslayar lo que inquiete, intentando perpetuar nuestra  comodidad

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